Mejorar las habilidades culinarias es un paso transformador, especialmente para quienes tienen poco conocimiento en la cocina. No solo se trata de aprender a seguir recetas, sino de adquirir una herramienta que puede influir profundamente en la salud y el bienestar general.
¿Cuántas veces te has quedado viendo el refrigerador, como quien espera iluminación divina, para lograr idear un platillo con el que puedas calmar el hambre? O, ¿cuántas ocasiones has querido comer algo preparado de una manera distinta, pero terminas haciendo el mismo filete de pollo al sartén? Conocer las bases de la cocina nos ayudan increíblemente, para que podamos variar nuestros platillos caseros e indirectamente mejorar nuestra adherencia a un plan nutricional y por supuesto, sentirnos como los grandes cuando preparamos algo distinto a lo que acostumbramos.
Al momento de adquirir conocimientos y poder aplicarlos, debes comenzar por lo básico, eso te dará mayor confianza para sumergirte en el multiverso gastronómico y cocinar distintas variantes de un mismo producto. Inicia conociendo como agarrar un cuchillo, así como lo lees, la técnica correcta para tomar un cuchillo te ahorrará tiempo, al mejorar tu habilidad con el y evitarás cortes en tus dedos (lo que te ahorrará curitas también), aprende sobre las técnicas de cocción más saludables, me vas a agradecer cuando en lugar de cocinar el pollo siempre solo en el sartén, prepares una pechuga, con vegetales en el horno o en lugar de cocinar vegetales hervidos, los prepares en cortes pequeños, salteados a fuego alto y rápido para mejorar su sabor.
El hecho que vayas conociendo algunas bases en la cocina te permite aumentar tu confianza y así “agarrar al toro por los cachos”.
Esta frase siempre me la decía una colega de cocina, ya que en ocasiones no teníamos la materia prima para preparar algún platillo y había que sacar la tarea si o si, debíamos sustituir un ingrediente o hacer alguna versión distinta. En casa debemos aplicar la misma creatividad, pero con la intención de mejorar la calidad nutricional de alguna receta, ¿a qué me refiero? Si estás tratando de mejorar tu estado de salud, debes identificar qué ingredientes de la receta o preparación que quieres hacer podrían sabotear un poco tus avances, por ejemplo; preparaciones altas en sal, puedes reducir la sal e incorporar mas hierbas o especies para sazonar (eso sí, naturales). Cuando una preparación como una crema, lleva mucha grasa o lácteos que talvez no te sientan bien, puedes intercambiarlos por lácteos bajos en grasa o puré de papa, para ayudar en la textura de la crema.
Una de las razones por las cuales pasas frente a la refrigeradora sin saber por donde empezar es, que no te has organizado, como dice el dicho “en guerra avisada, no mueren soldados”. La verdad es que sí mueren, pero avisados, aún así, tú puedes prevenir morir de hambre por falta de organización, realizando un menú semanal, tomando en cuenta con qué ingredientes cuentas en casa, revisa qué vegetales posees, cuáles carnes tienes en casa y qué acompañamientos te son más fáciles de preparar según tu estilo de vida laboral, social y hasta emocional. Realiza preparaciones previas para reducir tu tiempo en la cocina (meal prep), ten porcionada la cantidad de carne necesaria para un tiempo de comida y así no descongelas o cocinas de más, prepara ensaladas para varios días y almacénalas de manera adecuada para evitar desperdicios. Estas técnicas te ayudarán a que los momentos en la cocina sean más llevaderos y menos tediosos.
En conclusión, desarrollar habilidades culinarias no solo transforma la manera en que nos alimentamos, sino también cómo vivimos. Es una herramienta poderosa para mejorar la salud física, mental, y emocional, y para asegurar que cualquier plan nutricional se convierta en un estilo de vida sostenible y agradable.